RELATOS

Mi ciudad desolada

In Cosas que pasan, Relatos on enero 25, 2007 at 7:35 pm

Dejate llevar. Soltá la cintura. Sos de madera balsa, negro. Vamos. ¿Sabés por qué todos te miran? Porque no estás bailando. Dale cara de pollo. Una pata para el costado. No tanto. La otra. Bien. Dame la mano. Demos una vuelta, y otra. Pará… no te enredes.

Moraleja: no vayas a un baile de cuarteto sólo porque te gusta la chica de la farmacia. Tras la caja de Farmacity es una chica amable, dulce. Nadie da el vuelto como ella. Nadie pregunta ¿efectivo o tarjeta? como ella. Otra moraleja: no te pongas una remera de Radiohead para ir a un baile.

Vos miralos a los ojos pero no les pongas cara de culo. No te van a hacer nada. Dale, bailemos.

Un fernet, por dios. Que el techo se abra, que el tufo de la multitud empañe los vidrios de los edificios de este barrio y comience a llover fernet con coca. ¿Cómo se invita un trago en un baile? Soy de madera balsa. No soy. No soy yo. Siento que otra persona ha tomado posesión de mi cuerpo y no me deja hacer sino pelotudeces. El trencito: unámonos al trencito por favor. Es más fácil seguir un trencito que hacer estas piruetas con las manos.

¿Adónde vas? El trencito es para los que vienen solos. Los que están buscando con quién bailar. Vos ya tenés mina: ¿Para qué me invitaste?

Mierda. Bueno. La cintura. Me mata la cintura de Melina. Es un conjuro contra la música. Voy hacia ella, pero me pone un freno.

Despacio negro. Sos medio pescado. Te voy a enseñar: si me querés tocar acá, hacete el gil, bailamos un rato, me das la mano, me hacés dar una vuelta, así, yo paso por acá, vos levantás el brazo, pasás por acá y ¿ves? Quedaste con la mano en mi cola. 

Hay una parte de piel de Melina entre su remera y su pollera que siento como una góndola de verdes frutos perfumados. Es un verso de Richard Aldington. Se lo voy a decir cuando salgamos de acá. Si salimos. Melina mueve su cuerpo armónicamente y me lleva, yo finjo una sonrisa incómoda. No son pocos los que nos miran, los que no quitan los ojos de las piernas de Melina. Los que pasan en el trencito la ven desde lejos, fijan la mirada en las dos avenidas resplandecientes que unen el piso de Forja con la cintura de Melina, y como si hundieran anclas sus cabezas van girando en sentido antihorario mientras sus cuerpos siguen el paso.

Hay unas chicas mirándote. No te hagas el loco. Vos viniste conmigo. Vení, te enseño otra: la mano, por acá. Meté la pierna. Punta de pie, y girá. La mano acá, y bajando. Tocame.

Marca territorio, y si apoyo mi pelvis otra vez contra la suya me voy a transformar en una bestia ciega. Ya no me importan las miradas. Y la música, oh la música.

¿Vas a escribir sobre esto, no? Si vas a escribir sobre mí, mirame bien.

La miro bien. Su pelo nubla la pista. Y la música, oh la música. Todas las canciones dicen que me acerque, Melina, y vuelva a morderte el cuello, y te tome de la cintura, Melina, y mueva mi mano fingiendo un baile sólo para volver a sentir la dureza de tus piernas.

Eso, dejate llevar. No era tan difícil, nene. ¿Vas a escribir sobre esto?

No. Me gusta pensar sobre las cosas que escribo, y esta chica no me deja pensar. Su remera, su pollera: un calidoscopio violento. La parte de su piel que queda entre esos paños mínimos está húmeda. Y su cuello huele a frutas.

Like a gondola of green scented fruits, drifting along the dark Canals of Venice, You, o exquisite one, have entered my desolate city.

No te escucho, negro. Ya estás más suelto. Vení. Agarrame de acá.

La agarro. Su piel, Oh su piel. Miro hacia el escenario. Entre los chicos y las chicas parados sobre los hombros de otros chicos y chicas veo un bailador poseso. La gente le grita que lo ama. Él canta que pasó pasó lo que tenía que pasar. Algo de un padre y un hijo que se enfrentan en un operativo policial. Melina canta con él. Todos cantan con él. Yo ruego por un fernet, que desde el puente que cruza el techo del predio de Forja alguien arroje cien mil litros de fernet con coca.

¿No me vas a invitar a tomar nada? Sos medio pescado vos. Vení. Dame la mano. Yo te llevo pero vos pagás. Ahora sí, no mires a los ojos a nadie. Bajá la cabeza y seguime. Y tapate la remera. ¿Qué es eso? ¿Un osito con un cuchillo?

Bendita eres entre todas las mujeres, Melina. Bendito es el fruto de este viaje, Fernet. Tu pollera sigue bailando. Tus piernas abren paso entre la multitud. Algunos me toman del brazo. Otros dejan los hombros duros para que choquemos. Tengo miedo pero no dejo de mirarte la cola. No hay nadie en este baile que esté más caliente que yo.

¿Estás caliente? Te quedaste como bobo mirándome la cola. Te explico: eso no se hace. O por lo menos no se hace así. Si caminamos juntos vos me cuidás la espalda. Si bailamos me podés mirar todo lo que quieras. ¿Fernet?

Claro. Fernet, por favor. Le doy 10 pesos. Sus pechos son como arremolinadas nubes de pájaros. Richard Aldington: Nació en 1892. Tiene que haber escrito Images of war en un baile.

Me puse timbre. Con esta remerita se me marcan mucho. ¿Por qué me mirás así? Ya te dije: bailemos. Si bailamos mirame todo. Las lolas, todo.

Siento que medio litro de fernet ingresa a mi ciudad desolada. Está tibio y es un fernet barato mezclado con algo que tampoco es coca cola. Igualmente, es como un jugo que sale de la última fruta dulce del desierto.

Despacio, negro. Te vas a atragantar.

Siento un dolor inmenso en el cuello. No es el fernet. El ex novio de Melina me acaba de pegar una trompada. El vaso de fernet vuela hacia la cara de un chico que estaba bailando. El chico se da vuelta y me insulta. El ex novio de Melina hamaca su rodilla unas dos veces y me la incrusta en el abdomen. Me arrodillo, ahogado. Me cuesta respirar. Veo un paisaje nublado, colores difusos, un punto anaranjado hacia el fondo se hace cada vez más grande hasta que conquista todo el campo visual del único ojo que puedo abrir. Zapatillas naranjas. ¿Cómo podía Melina salir con un tipo que usa zapatillas naranjas? La patada me deja acostado sobre un piso mugriento. Escucho la música, los gritos de Melina. No soy nadie, repite. Soy un compañero de trabajo. No soy nadie. El limitado repertorio de sinónimos para “puta” que se le ocurren al ex novio de Melina me hace sonreír, aunque todo mi cuerpo es una convulsión gigante. El fernet abandona mi ciudad desolada por varios orificios de mi cara. Se me ocurre una idea para un cuento: un tipo que llora fernet con coca.

Está todo bien.

Trato de ver qué significa todo bien para la ex novia del pibe que me dejó inconsciente: el interior de una ambulancia, una mujer policía y un paramédico ebrio. Y su espalda, su pollera mínima yéndose tras una caricia de melodrama. Me duelen partes de mi cuerpo que ni sabía que existían. La mujer policía me pregunta cómo estoy. Tiene ojos marrones. 

Como una góndola de verdes futos aromados, navegando por los oscuros canales de Venecia, tú, oh la exquisita, has entrado a mi ciudad desolada.

  1. Muy buen relato.
    Hace poco también caí por primera vez en mi vida en un baile de éstos… no era Forja, pero más o menos… toda una experiencia digna de análisis. Será por eso que leí tu escrito invirtiendo los papeles (allí era yo la inexperta total) y era tal cual. No le erraste en nada. Salvo lo de terminar a los golpes, lo demás es para mí puro reflejo de la realidad.

  2. No sabés lo bien que me vino tu cuento hoy. Es mucho mejor leído que contado.
    Te agradezco, Emanuel.
    A veces te envidio tanto que te quiero.

  3. La verdad que lo disfruté como la putísima madre. Una de las cosas que pienso cuando entro al blog es que me molesta un poco leer letras blancas sobre un fondo negro. Pero la verdad que empecé a leer el cuento y eso quedó como una vil mariconada. Excelente cuento. En serio.
    Saludos,

  4. etemmm…de acuerdo con lo de las letras y el fondo.
    Por otro lado, excelente. Me hace acordar mucho a cuando fui por primera vez a un baile, y me paso todo igual, incluso lo de que te peguen, aunque yo estaba en un «mal estado» tal, que no me di cuenta que me habian pegado hast el otro dia por el ojo morado y la marca de un anillo entre el ojo y una ceja =P
    Y te la estudiaste bien, porque muchas cosas, costumbres, etc, son tal cual. Y encima en forja y con jimenez!

  5. Jamás puse un pié en un baile (presisamente por temor a terminar así). Me has demostrado que mis temores no son solo el fruto de mi paranoia, gracias :-)

  6. Emanuel, lo que quiero decir fue dicho: Excelente relato. La próxima vez que vengas a un asado a casa, invito a unos amigos (sobrina incluída) para tocar temas de Radiohead… Eso si se acepta la experiencia sencilla de un asado en casa, digamos, como que no te va a dar mucho tema para escribir. A menos que le pidamos al flaco que te trompee un poco. Saludos!

  7. Emanuel, asi como sorteabas libros el año pasado… podrias sortear lupas, o bayaspirinas… este fondo negro, em mata…

    ojo!
    no dije «éste fondo negro» sino «éste fondo, negro, me mata» jeje…

    Pupé

  8. bueh! me olvide de decirte que me encantó el relato…
    nunca fui a un baile, pero me lo imagino asi, tal cual.

    Pupé

  9. Mejor para leer el dofón coblán, L’Ema.
    La barra del costado se te cae por la opción «Top Clicks» que muestra direcciones que no puede cortar.

  10. Creo que es lo mejor que he leído en lo que va del año. Un abrazo.

  11. Hola, tanto tiempo. Me lo llevo a casa, asi lo leo bien. No sé que tienen todos contra tu ex-fondo negro.
    La plantilla no es tan importante. Iba a hacer un chiste idiota pero tengo sueño y mañana cumple años un amigo que no está muy bien.

  12. Brillante. Me diste ganas de ir y de no.

  13. Está bueno que posteés cuentos, que vos también escribas cuentos en verano. A veces sencillamente siento que me es muy difícil comentar en tu blog. La postura automática, casi defensiva que me sale es: chuparte las medias. Me cuesta mucho trabajar contra eso. Me cuesta mucho sentir que escribo otra cosa.
    Ahora, por ejemplo.

    El cuento de Kike Bogni estaba bueno, pero no era para tanto. Digo: ¿“El mejor cuento”? Igual, es una excelente forma de publicidad / objetividad.

    Este último está bueno: Prefiero la primera mitad a la segunda. El final es interesante, pero pienso que se repite mucho la idea de la ciudad desolada. Al fin y al cabo es una diferencia estética mínima o considerable: un trabajo con la hipérbole que a vos y los que lo han leído les viene bien, y a mí no.
    Lo mejor: Ella vs. la remera de Radiohead. Gana ella.
    Lo que me molesta: no haber ni siquiera escuchado alguna vez hablar de Alding. No puedo ser tan pelotudo.
    Creo que es gracioso: que se llame “melina”.
    El insulto / piropo del verano: “comepija” (se lo gritaron a una prima) o “lameculos” (lo que ella respondió. Todavía no me decido. Ya sé que eso no tiene que ver con el cuento.

  14. Bailar es una de las pocas cosas que hago bien y disfruto 100%
    Me encantó el texto.
    Saludos.

  15. muchas gracias a todos. realmente me han puesto muy contento.

    Pupé: tus deseos fueron órdenes, hay fondo blanco.

    ¿Pablo?… ¿?… lo primero que me sale responder es ¿who cares? … pero bueno, gracias por las lecturas.

    abrazo por un peso. (están de moda los abrazos gratis)

  16. Emanuel, tu nombre me hace acordar a las peliculas con las que creci y aprendi a amar, y tus cuentos les gustan mucho a mi tio roberto pero yo creo que les faltan algo de sexo explicito y un mensaje a la juventud que no tiene referentes y ya no hay quien defienda una idea como elcheguevara o como badiaycompañia.

  17. lo indecible: compre siempre la piedra en el zapato. cuando apareciste en la voz dije: cagó, se arruinó todo. y no. al contrario, sólo se arruinó la voz del interior, y bien falta que le hacía.
    un abrazo sr, y lo leo a pesar de la presencia continua.

  18. (recién lo leo, un poco tarde para discutir quizá) che ¿pablo?, no me parece éste el lugar para marcar errores ajenos.

  19. lo digo? emm…bueno, si. (no me peguen que estoy siendo tibia y no estoy tomando ninguna postura!!)
    creo que la mayoría de los blog-lectores no van al baile. (¡aunque nos mate la intriga y no nos animemos!)

    ah, está re bueno el cuento. aguante la no convencionalidad literaria.

  20. Excelente tu blog te felicito, hace tiempo que lidero uno de los blogs mas leídos de la farándula pero lo tuyo me asombró. Escribís de maravillas
    felicitaciones Lic Gaby Cabroni

  21. Es demasiado bueno, brego por el libro de LPZ y el EZLN y el MPBN (movimiento ponete en bolas Nicole) y 20 más, pasaron muchos años pero confieso haber ‘pispeado’ en kioskitos por un numerito de LPZ, pero siempre las kioskeras eran tetonas y volvía a mi casa sin acordarme que buscaba en el kiosko, siempre dormía con esa imagen y amanecía lloviendo….

  22. gracias gracias…

    LPZ vuelve muy prontito.
    Muy prontito.

  23. Decime que es verdad ese relato… decime!

  24. leído por enésima vez… dejame dormir…

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